En una ocasión, en un hermoso día soleado se encontraba un cielo totalmente despejado que se confundía con el color del mar, pero de repente una obscuridad lo envolvió unas nubes grises pintaron todo el entorno y pronto se empezó a ir el sonido del agua al caer. Cuando comenzó a llover, las gotas de lluvia estaban emocionadas por el viaje que cada una iba a recorrer pensaban en cuál sería el lugar que conocerían.
La primera en caer llegó a una gigantesca enredadera y estaba asombrada por cómo como sus tallos se enredaban entre si, y aunque no fue mucho el tiempo que estuvo ahí lo disfrutó siguiendo su camino.
La que cayó después se topó con un hermoso arbusto de hojas estrellada y un color muy vivo, lo que la emocionó y se sintió feliz, sin embrago sabía que tenía que continuar su camino y sin dudarlo dejó que la gravedad haga su trabajo.
La última pensó que no conocería nada ya que mientras caía no se encontró nada en su camino, hasta que sintió una superficie plana que tenía como pequeños ríos y con forma de laguna, este lugar era nuevo para ella pero su encuentro con ese nuevo lugar fue efímero ya que debido a su forma no hubo quien pare su caída.
Cada una al finalizar su camino llegaron, con suerte, al mismo charco y emocionadas empezaron a contar los lugares en los que estuvieron esta vez mientras esperaban que vuelva el sol para otra vez empezar su ciclo.
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